El centro de mi mano.
Y mi corazón.
Mi pecho, un segundo.
Mi mano, la palma, pulsa.
Algo une estos centros,
Un latido que duele.
Arder deseos,
encontrar puentes de macrame y tulsi,
puentes que tengo que crear,
miedo de tender,
de cruzar, de que existan,
de que no existan.
Me veo, a lo lejos.
Desde hace tiempo me miro,
me miro y ahora me veo, por suerte.
Veo todo lo que hablan mis silencios.
(Es un lenguaje oculto).
Veo lo que hablan los espacios, y dicen...
(No hace falta nombrar todo).
Menguo hacia mi cueva
mientras la luna crece.
¿Dónde estarán los cantos animales?
Me refugio en versos, en chistes,
en especulos que miran
las profundidades, y no lo notorio,
nunca lo notorio.
Cuanto escondite puede inmacular
una sangría que no es de alcohol.
Cuezo,
mis habas internas.
Sofía
27/12/17
(premenstrual)
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