lunes, 9 de enero de 2017

Desnudez III

Las crisis parecieran ser una forma de encontrarle sentidos temporarios a las muertes subterráneas y subyacentes que atravesamos a diario. Cada cosa esta desplumandose de sentido en cada segundo de brillo de luciérnaga. La verdad se despluma desnudándose, pero nunca se queda completamente desnuda hasta que muere. Circularmente ronda y danza-calesita, sin encontrar una verdad total y absoluta en nuestros ojos-manos humanos; hemos venido a cambiarnos el disfraz cada cierta cantidad de minutos, donde las verdades mutan y nos reclaman el desplumerio correspondiente, o deshojarnos, dependiendo si la naturaleza de uno sea más vegetal o más ovípara, pero desnudarnos al fin cuando ya es tiempo.
El problema es que nadie aprendió a saber cuando es tiempo, así que transcurrimos y entramos en crisis, o somos malabaristas de las vestiduras elegidas, confundiendo a la verdad, el tiempo y todos esos absolutos indescifrables por nuestros minutos limitados en cada artilugio y disfraz.

El ciclo, el circulo, la ronda, el juego; lo que termina y empieza, lo que gira y gira...

El único sabor que siento es que la vida quiere que me desnude, y qué mas puedo hacer que darle el gusto a su seducción vespertina. Quiere mis andamios mentales que resquebrajan las paredes de mis estructuras por ser tan grandes.
Quiere mis cataratas sentimentales que inundaban el subte, para que no me esconda tras el río que van dejando.
Quiere las abreviaturas de mi inter-textualidad e inter-sexualidad.
Pero creo que lo que más quiere es que me desnude de saberes que no sé, y no sé y no sé... Cuanto querés de mi, a veces le esputo en la cara, y la verdad y la vida se me ríen pero no de malas, sino de abrazarme, porque la historia ya dirá, aunque nunca será escuchada, y la verdad será crisis, y la sombra será puente, y el desnudarse será quizás el acto de mayor confianza y entrega a una realidad de sangre y sudor fríos, para llenarlos con mi sangre-vida, con mi calor-magia.


Sofia

Potencia


La propia potencia reprimida... Desconocida, mal vista, maleducada, mal tratada. La potencia de esta sangre invalidada, cismada, coartada, contrariada, contradicha. La potencia de este cuerpo diezmada, lastimada, dolida, dormida. La potencia de PODER SER obnubilada, extraordinariamente DEMENTE, desubicada, descontracturada, nunca bien ponderada, destruida. La potencia de la vida ATRAGANTADA, narcolepsica, atrofiada, agotada, a la altura del estómago, a la altura de un grito, A PUNTO DE IMPLOSIONAR Y DERRETIR, EN EL FUEGO DE SU MAGMA, todas las estructuras, los pensamientos impunes y malditos, inverosilmiles y atrofiados, del inconsciente colectivo que la ensartan y la insertan en sus segundos estructurados, impropios, imperdonables...