viernes, 7 de diciembre de 2018

El sexo puede abrir los ojos también

La conversación del 152 que me corta la inspiración que me dejó Olivos, me río nerviosamente cuando en realidad querría enojarme, es tan temprano para hablar del mundo y del trabajo, de las personas y las edades, del chusmerio y las oficinas; quiero llevarles de viaje por mi flash, que salgamos del monocromo matutino, no hace falta hablar, no hace falta nombrar nada en el fresco primaveral que nos zurce, que nos surte país, y sin embargo los árboles y lo estrogénico del clima y yo otoñando hormonas, enamorándome de rizos marrones de cualquier mujer, en cualquier cuello se podría descansar si hicieramos silencio y nos olieramos, nos buscáramos en lo que nos indica dónde, si entraramos en la intimidad del sueño de la mañana, intimidad de estar dormides y yendo, las células trabajando para no desmayarnos, con sueño ir y andar dormidxs, pero no de intimidad sino de monocromo, de homogénia, de homosapiens, de tempos imberbes que ya no son 

y creernoslá, y el silencio,
y la mañana,

Y sentir que el bondi se va cada vez más lejos de la ciudad y me lleva a la sierra, querría que estacione en la sierra y bajar mirando el Champaquí o los Andes, siempre la geomorfología alta, escarpada, subir las piedras que gustan de asir las manos, que el aire me recorra el sexo y abrir los ojos, de vuelta en la ciudad,

pero el sexo puede abrir los ojos también 
y el viento puede surtir las maneras también 
y el silencio interrumpido del bondi puede intimar también 
y todo puede ser sopor y ensueño y ya no 
de los que nos palman sino 
de los que nos despiertan el gusto.


Sofía
7/11/18

(premenstrual)

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