Ay Luna Roja
Llegaste hoy nuevamente a mis días,
haciéndote camino por los surcos de mi cuerpo,
con el semblante de la vida y de la muerte en tu color.
Réplica del poniente, de la sanación...
la muerte entendida como ciclo,
como vida, como ida y vuelta,
como viaje y reciclaje...
Poder tomarte y aprenderte,
dejar que permee tu sabiduría en mis vados,
dejar que permee tu sabiduría en mis vados,
entre mis caderas... dejar que tus gotas caigan,
como la pulpa de la zarzamora, entre mis piernas,
y llegue a la tierra mi dolor,
para ser abono y nutrición.
Ay lunita roja, cuanto abrazo,
Ay lunita roja, cuanto abrazo,
cuánto entendimiento, cuánto color...
sana, sana... mi corazón...
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