El problema es que nadie aprendió a saber cuando es tiempo, así que transcurrimos y entramos en crisis, o somos malabaristas de las vestiduras elegidas, confundiendo a la verdad, el tiempo y todos esos absolutos indescifrables por nuestros minutos limitados en cada artilugio y disfraz.
El ciclo, el circulo, la ronda, el juego; lo que termina y empieza, lo que gira y gira...
El único sabor que siento es que la vida quiere que me desnude, y qué mas puedo hacer que darle el gusto a su seducción vespertina. Quiere mis andamios mentales que resquebrajan las paredes de mis estructuras por ser tan grandes.
Quiere mis cataratas sentimentales que inundaban el subte, para que no me esconda tras el río que van dejando.
Quiere las abreviaturas de mi inter-textualidad e inter-sexualidad.
Pero creo que lo que más quiere es que me desnude de saberes que no sé, y no sé y no sé... Cuanto querés de mi, a veces le esputo en la cara, y la verdad y la vida se me ríen pero no de malas, sino de abrazarme, porque la historia ya dirá, aunque nunca será escuchada, y la verdad será crisis, y la sombra será puente, y el desnudarse será quizás el acto de mayor confianza y entrega a una realidad de sangre y sudor fríos, para llenarlos con mi sangre-vida, con mi calor-magia.
Sofia
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